El
Pacífico en paro
Primer
Tiempo: Antecedentes
Los graves problemas del Pacífico
responden, en gran medida, primero a una manera de responder la nación
colombiana frente a sus fronteras, y en segundo lugar a la quiebra de los
sistemas productivos propios del Pacífico y la ruptura de los tejidos sociales
de unas comunidades que habían creado sus modelos de vida y luego fueron
invadidos, enajenados sus territorios y por último –en desde la última década
del siglo XX- sometidos a sangre y fuego.
Las nuevas formas de explotación de la minería,
intensiva, con métodos invasivos, destructores del medio ambiente y de la cohesión
social, sin que se revierta nada –salvo la deforestación, la contaminación, la
pobreza y la muerte- y las comunidades
tradicionales indígenas y negras solo
deben acogerse a las migajas que deja o desplazarse, dan cuenta de lo grave que
es tener riquezas para que otros las aprovechen a la fuerza, con el
consentimiento del estado que no hace valer los derechos de las comunidades. Y
para colmo, esa mentalidad corrupta de la política se trasladó a los pueblos
marginalizados y pobres.
El llamado por Sofonías Yacup
“Litoral Recóndito”, comenzó a sacudirse frente a su oprobiosa marginalidad.
Vinieron los paros de Buenaventura, de Quibdó, de Tumaco y de Guapi, en los
famosos años setenta, ochenta y noventa. Los políticos nuestros, que son capaces de cooptarlo todo o
destruirlo, lograron que los movimientos se dispersaran, de manera que
continuar esa lucha fuera una labor difícil porque siempre parecería que se
empezaba de cero, dado que no existía una base permanente de trabajo ciudadano.
Sin embargo, el paro actual de
municipios hermanos de la costa nariñense y caucana de Colombia, muestra que se
ha dado un salto cuantitativo y cualitativo, que por cierto era necesario. Varios
municipios del sur del Pacífico
colombiano, se unieron desde hace tres días para protestar contra las promesas
incumplidas, contra la corrupción de la gran mayoría de sus mandatarios,
quienes siendo nativos, elegidos por sus propios pueblos, deciden apropiarse de
los dineros públcos o invertirlos de una manera no explicada todavía,
condenando a sus comunidades a mayor pobreza, a más bajos índices de educación,
salud y bienestar.
En Guapi (Cauca), por ejemplo,
las vías públicas son de espanto. Las basuras campean en las calles e inclusos
en algunos sectores se sigue haciendo rellenos antihigiénicos. El alcalde,
Yarley Ocoró Ortiz, dedicó su mandato al ausentismo, a permanecer en Guapi solo
el tiempo necesario para no ser declarado insubsistente. La suya fue una
elección multitudinaria: el pueblo se había cansado de la hegemonía del poder
en manos de una organización política que tenía total dominio sobre las elecciones.
Le votaron masivamente para romper el círculo de poder que pertenecía a pocas
manos, y no precisamente con buenos resultados. Y ahora pareciera que el mal
hubiese sido peor que la enfermedad.
Hace un año, el pueblo se levantó
durante quince días, bloqueó el aeropuerto, los embarcaderos y el comercio,
para protestar contra el mal mandato del alcalde. Los pactos que se hicieron
con las comisiones estatales jamás se cumplieron. Los problemas administrativos
del alcalde no fueron al parecer advertidos por las entidades de control y el
mundo siguió como antes.
Para colmo, en una práctica que se
ha vuelto común en pueblos colombianos, en medio de todas sus carencias, el
alcalde guapireño trató de calmar la
insatisfacción de la gente con una gran orquesta. De ese evento festivo salió sin embargo abucheado e incluso hubo un
atentado contra su casa. Cualquier persona entiende que estas reacciones responden
a una reacción no organizada, anarquista, injustificable, pero explicable.
Pero sin embargo la falta de presencia
y rendición de cuentas sobre compromisos e inversiones hechas sin las obras
visibles, terminaron por llenar la copa. Y esta vez el eco fue general en
municipios como La Tola, Iscuandé, El Charco, Guapi y Timbiquí.
Particularmente, la comunidad guapireña
logró que el alcalde fuera suspendido, mientras se adelanta la investigación algo
que estaba en mora de hacerse. El gobernador del Cauca, Temístocles Ortega, fue
a entregar la resolución. Esperamos que se llegue a fondo, para que no se
repita algo que impide el mínimo de calidad de vida de pueblos tradicionalmete
luchadores y dignos, ahora vejados por la pobreza y la politiquería.
Ojalá esta nueva situación sirva
para que nuestros pueblos no entreguen sus votos a cambio de una limosna, ni
por el politiquerismo ciego, sino que se elija bajo un concepto claro de lo que
se quiere, que se exijan compromisos previos y se siga haciendo vigilancia
ciudadana. Y que el estado modifique la manera de controlar a los servidores
públicos, ahora que no existe el control previo de las inversiones, y la
destitución de un alcalde es un proceso que si bien está contemplado en la ley,
no existe conciencia ni decisión de las comunidades por hacerlo valer.
Segundo
tiempo:
“La Peor
Crisis del país está en el Pacífico Caucano”
Por:
Redacción de la Fundación Acua
(Guapi y Bogotá, 12 de
agosto 2014)
Entran en paro cívico las
comunidades afrodescendientes del departamento de Nariño y Cauca, a consecuencia de la falta de
garantías por parte del gobierno
nacional, ellos queda de manifiesto por el incumplimiento reiterado de los
pactos establecidos por las instituciones
gubernamentales, en particular en lo que se refiere a la distribución de
recursos, asimismo, en la iniciativa se pide la participación de organizaciones
que salvaguarden los
derechos humanos de las
comunidades afro.
Frente a estos hechos se han
desarrollado 12 puntos clave, en los
que se
exige garantías para el ejercicio
de participación real en los proyectos de orden territorial. Ello, teniendo en
cuenta la autonomía de los territorios contemplada en la constitución política
de 1991. El petitorio señala además
la intervención por parte de las
comunidades en la veeduría de los
recursos como regalías para garantizar
que exista transparencia que
llevan a cabo las administraciones. Las comunidades exigen
rendiciones de cuentas, para
saber en qué se invierten
los recursos asignados a las comunidades afro en materia de salud,
educación e infraestructura.
Dionisio Rodríguez, uno de los
miembros del paro declaró: ‘‘La situación más crítica del país se vive en el
municipio de Guapi, se vive la peor crisis: de salud, la falta de inversión en saneamiento básico, los bajos niveles de educación y la crisis
económica que está prácticamente en
bancarrota’’.
También cuestionó que la crisis que
vive esta zona del
Pacífico caucano se deben a que
el alcalde Yarley Ocoró
Ortiz desde su posesión el
primero de enero del 2012, solo viene tres días al mes al
municipio a recoger la plata que envía
el Ministerio de Hacienda y se retira.
Últimos informes del día de hoy, informan que se concertó
una asamblea popular con la
comunidad guapireña para
comunicarles la destitución del
alcalde Yarley Ocoró por parte
Temístocles Ortega Narváez, Gobernador del departamento. Las causas serían el hallazgo por la Procuraduría de algunas
irregularidades en las que
incurriría el alcalde.
Ver
además:
http://www.pacificocolombia.org/el-pacifico
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