sábado, 26 de julio de 2014


Conocimientos inútiles, pero que entretienen



Ciertos apuntes pasan inadvertidos, pero algunos eruditos o acuciosos lectores nos devuelven la frescura de algunos hechos en apariencia inverosímiles.

Enviados por nuestro colaborador, el profesor  Crístian Cárdenas Berrío, uno de los lectores más incisivos que he conocido, desde Buga (Valle del Cauca-Colombia).

 * No ha existido ningún rey Arturo en la historia inglesa.

*Hasta el emperador Teodosio no se consideraron los edificios como objetos dignos de alguna protección.
 *Sarik Junasa, conocido como an-Numayri, entró en el Paraíso según la tradición islámica y volvió de él como una hoja (Yáhiz, Hay, 1, 301). Es el sueño de Coleridge contado por Borges.
 * Stanislav Grof estableció una tipología de seres según el momento del nacimiento.
 * El personaje de Corto viaje sentimental de Italo Svevo, Aghios, se propone no sólo ordenar sus bolsillos, sino también guardar en ellos un registro que contenga el croquis de los bolsillos, junto a la relación de objetos contenidos en ellos.
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Claude Adrien Helvétius sostenía en De l'Esprit (1758) sus tesis sobre el genio, según las cuales cualquiera de sus criados podía haber escrito su libro.
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Pierre Reverdy imagina en uno de sus poemas un personaje que vaga desolado por el campo. En un llano, ve una puerta, una puerta exenta, colocada sobre la hierba que se levanta sola, sin muros ni arquitectura. Abre la puerta, entra por ella, y la cierra tras de sí, sintiéndose más seguro.
 *André Breton y Benjamin Pèret no permitían que ninguna mujer los viera desnudos si no era en estado de excitación.
 * Simónides de Ceos, quien dijo que "es infinita la estirpe de los necios", no tuvo reparo alguno en poner su pluma al servicio de los intereses más diversos: a veces Atenas, otras Esparta, alguna vez para el pisistrátida Hiparlo, otra en favor de los príncipes sicilianos, y también por encargo de los aristócratas de Tesalia.
 *Heissenbüttel describió una habitación sin puertas ni ventanas.
* Alejandro Dumas (padre) levantó una torre en la que cada una de las piedras llevaba grabado el título de cada uno de sus libros.


 * Uno de los personajes de Generation A, de Douglas Coupland, inventa un sitio web con tonos de llamada de móvil consistentes en el silencio de las habitaciones de famosos.
* Sindéresis equivale para Gracián a ciencia de pensar y de vivir. Para Baroja es sinónimo de conciencia, sabiduría, discernimiento, juicio.
* Los soldados griegos, en sus campañas por latitudes nevadas, se ponían vendas negras ante los ojos para protegerse de la blancura de la nieve.
* Según Plinio el Viejo, el egipcio Mesfres ordenó levantar un obelisco en la ciudad del Sol (Heliópolis para los griegos), obedeciendo una orden recibida en un sueño
  
* Al filósofo Berkeley le bastaba darse la vuelta para negar la existencia de un árbol en el New College de Oxford. Bloom, en el Ulysses, origina un eclipse de sol con su dedo pulgar.
 * El capitán Hatteras, de Verne, caminaba siempre hacia el norte.
 * Cuando José Hierro trabajaba triturando caucho en una fábrica pasaba las horas pensando  poemas; principalmente sonetos, porque le resultaban más fáciles de recordar. 
 * Roger Callois decía que cualquier concepto o sentimiento podría expresarse en una palabra de menos de cuatro sílabas.
 *  Un papiro egipcio, que anunciaba "el conocimiento de todos los secretos del cielo y de la tierra", sólo exponía, al ser descifrado, las ecuaciones de primer grado.


 * Ríos que aparecen y desaparecen: el Guadiana en España, el Aretusa en Sicilia y el Mole en Inglaterra.
* "De cómo es posible por medio de un aparato permanecer algún tiempo debajo del agua; por qué me niego a describir mi procedimiento para permanecer bajo el agua por todo el tiempo durante el cual me es posible prescindir de alimentarme. No lo publico y no quiero explicarlo, temiendo el carácter malvado de los hombres, que aplicarían este dispositivo con fines de destrucción, empleándolo para despedazar desde el fondo del mar el casco de los buques y hundirlos junto con sus tripulaciones"; Leonardo da Vinci, Frammenti.
Según Herodoto, Histaiaeo, quien quería alentar a Aristágoras de Mileto para que se rebelara contra el rey de Persia, hizo transmitir sus instrucciones de una forma segura: afeitó la cabeza de su mensajero, escribió el mensaje en su cuero cabelludo y luego esperó a que le volviera a crecer el pelo para que pudiera llegar sin ser detenido ni causar sospechas a su destino.

Del otro lado, lo inverosímil sigue prevaleciendo en Colombia y en el mundo: el dogma tiene la palabra. Una columna del novelista colombiano Juan Gabriel Vásquez.


La Iglesia y el dolor

La iglesia católica, por boca de monseñor Juan Vicente Córdoba, se acaba de oponer al proyecto de ley que busca legalizar la marihuana con fines terapéuticos.
Por: Juan Gabriel Vásquez

La noticia —que no es noticia: es decir, no tiene nada de novedoso— dice que “a juicio del clérigo, este alucinógeno tampoco es bueno con fines medicinales para poder aliviar los dolores de muchos enfermos”. Y añade monseñor Córdoba: “No podemos combatir a la droga con la misma droga”.

Como digo: nada de esto es nuevo. De nada serviría, por lo tanto, decirle a monseñor que su juicio como clérigo no tiene tanto crédito como el juicio de la ciencia. De nada serviría decirle que el proyecto de ley de Juan Manuel Galán no quiere que se combata la droga con la droga: quiere que se combata el dolor con la droga. De nada serviría decirle que justamente esto, combatir el dolor, ha sido una de las motivaciones principales de los mejores progresos que ha hecho la ciencia médica en la historia de la humanidad; y que esos progresos se han conseguido siempre en contra de lo que ha querido la Iglesia, no sólo por la vieja antipatía que la religión ha tenido hacia la ciencia, sino por razones más profundas que están y siempre han estado en la raíz del cristianismo. Cuando Galán dice que su proyecto de ley es humanitario, se refiere a eso: se trata de reducir el dolor de los enfermos (de cáncer, de sida). En una entrevista reciente, Galán cita el caso de un conocido cuyos últimos días de dolor y sufrimiento fueron menos graves gracias a unas gotas de cannabis; yo mismo asistí a los últimos días de la madre de una buena amiga, que sólo podía encontrar un poco de apetito (y paliar su sufrimiento físico) gracias a la marihuana legal que se podía conseguir en Barcelona.

Pero es ocioso invocar estos argumentos frente a las razones de la Iglesia católica. Para la Iglesia, el dolor ha sido siempre un curioso aliado: o bien como sinónimo de virtud o bien como expresión física de males espirituales. Pío V ordenaba a los médicos que contaran siempre con un “médico del alma”, pues “la enfermedad del cuerpo surge con frecuencia del pecado”. Me dirán ustedes: bueno, pero eso fue hace más de 300 años. Y yo recordaré entonces la carta apostólica Salvifici doloris, en la cual Juan Pablo I —que a muchos les sigue pareciendo el más moderno de los papas— decía sin rubor alguno que el sufrimiento es bueno porque hace posible la caridad: cuando alguien sufre, nos obliga a actos de amor; si el sufrimiento desapareciera, el acto de amor desaparecería y el mundo sería más pobre. Dice también que el sufrimiento es bueno porque nos recuerda que no somos dioses. De hecho, el sufrimiento es la manera que tiene Dios de recordarnos que somos débiles: “En Cristo, Dios ha confirmado su deseo de actuar especialmente a través del sufrimiento, el cual es debilidad humana”, escribe Juan Pablo I. En su carta, el sufrimiento es una vocación: “Toma parte a través de tu sufrimiento en esta obra de salvar el mundo”, nos exhorta el papa (o Cristo a través del papa).

A los congresistas les pediré, cuando consideren la propuesta de Juan Manuel Galán y la oposición de la Iglesia, que piensen en esto: en esta lógica retorcida e inhumana que hace del dolor algo deseable. Ya tendríamos que dejar esos días atrás.

http://www.elespectador.com/opinion/iglesia-y-el-dolor-columna-506543


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