Conocimientos inútiles, pero que entretienen
Ciertos apuntes pasan inadvertidos, pero algunos eruditos o acuciosos lectores nos devuelven la frescura de algunos hechos en apariencia inverosímiles.
Enviados por nuestro
colaborador, el profesor Crístian
Cárdenas Berrío, uno de los lectores más incisivos que he conocido, desde Buga
(Valle del Cauca-Colombia).
* No ha existido ningún rey Arturo en
la historia inglesa.
*Hasta el emperador Teodosio no se
consideraron los edificios como objetos dignos de alguna protección.
*Sarik Junasa, conocido como
an-Numayri, entró en el Paraíso según la tradición islámica y volvió de él como
una hoja (Yáhiz, Hay, 1,
301). Es el sueño de Coleridge contado por Borges.
* Stanislav Grof estableció una
tipología de seres según el momento del nacimiento.
* El personaje de Corto viaje sentimental de Italo
Svevo, Aghios, se propone no sólo ordenar sus bolsillos, sino también guardar
en ellos un registro que contenga el croquis de los bolsillos, junto a la
relación de objetos contenidos en ellos.
*
Claude Adrien Helvétius sostenía
en De l'Esprit (1758)
sus tesis sobre el genio, según las cuales cualquiera de sus criados podía
haber escrito su libro.
*
Pierre Reverdy imagina en uno de sus
poemas un personaje que vaga desolado por el campo. En un llano, ve una puerta,
una puerta exenta, colocada sobre la hierba que se levanta sola, sin muros ni
arquitectura. Abre la puerta, entra por ella, y la cierra tras de sí,
sintiéndose más seguro.
*André Breton y Benjamin Pèret no
permitían que ninguna mujer los viera desnudos si no era en estado de
excitación.
* Simónides de Ceos, quien dijo
que "es infinita la estirpe de los necios", no tuvo reparo alguno en
poner su pluma al servicio de los intereses más diversos: a veces Atenas, otras
Esparta, alguna vez para el pisistrátida Hiparlo, otra en favor de los
príncipes sicilianos, y también por encargo de los aristócratas de Tesalia.
*Heissenbüttel describió una
habitación sin puertas ni ventanas.
* Alejandro Dumas (padre) levantó
una torre en la que cada una de las piedras llevaba grabado el título de cada
uno de sus libros.
* Uno de los personajes de Generation A, de Douglas Coupland, inventa un sitio web con tonos de
llamada de móvil consistentes en el silencio de las habitaciones de famosos.
* Sindéresis equivale
para Gracián a ciencia de pensar y de vivir. Para Baroja es sinónimo de
conciencia, sabiduría, discernimiento, juicio.
* Los soldados griegos, en sus
campañas por latitudes nevadas, se ponían vendas negras ante los ojos para
protegerse de la blancura de la nieve.
* Según Plinio el Viejo, el
egipcio Mesfres ordenó levantar un obelisco en la ciudad del Sol (Heliópolis
para los griegos), obedeciendo una orden recibida en un sueño
* Al filósofo Berkeley le bastaba darse
la vuelta para negar la existencia de un árbol en el New College de Oxford.
Bloom, en el Ulysses, origina
un eclipse de sol con su dedo pulgar.
* El capitán Hatteras, de Verne,
caminaba siempre hacia el norte.
* Cuando José Hierro trabajaba
triturando caucho en una fábrica pasaba las horas pensando poemas;
principalmente sonetos, porque le resultaban más fáciles de recordar.
* Roger Callois decía que cualquier
concepto o sentimiento podría expresarse en una palabra de menos de cuatro
sílabas.
* Un papiro egipcio, que
anunciaba "el conocimiento de todos los secretos del cielo y de la tierra",
sólo exponía, al ser descifrado, las ecuaciones de primer grado.
* Ríos que aparecen y
desaparecen: el Guadiana en España, el Aretusa en Sicilia y el Mole en
Inglaterra.
* "De cómo es posible por medio de
un aparato permanecer algún tiempo debajo del agua; por qué me niego a
describir mi procedimiento para permanecer bajo el agua por todo el tiempo
durante el cual me es posible prescindir de alimentarme. No lo publico y no quiero
explicarlo, temiendo el carácter malvado de los hombres, que aplicarían este
dispositivo con fines de destrucción, empleándolo para despedazar desde el
fondo del mar el casco de los buques y hundirlos junto con sus
tripulaciones"; Leonardo da Vinci, Frammenti.
* Según Herodoto, Histaiaeo, quien
quería alentar a Aristágoras de Mileto para que se rebelara contra el rey de
Persia, hizo transmitir sus instrucciones de una forma segura: afeitó la cabeza
de su mensajero, escribió el mensaje en su cuero cabelludo y luego esperó a que
le volviera a crecer el pelo para que pudiera llegar sin ser detenido ni causar
sospechas a su destino.
Del otro lado, lo inverosímil sigue prevaleciendo en Colombia y en el mundo: el dogma tiene la palabra. Una columna del novelista colombiano Juan Gabriel Vásquez.
La Iglesia y el dolor
La iglesia católica, por boca de monseñor Juan Vicente Córdoba, se acaba
de oponer al proyecto de ley que busca legalizar la marihuana con fines
terapéuticos.
Por: Juan Gabriel Vásquez
La noticia —que no es noticia: es
decir, no tiene nada de novedoso— dice que “a juicio del clérigo, este
alucinógeno tampoco es bueno con fines medicinales para poder aliviar los
dolores de muchos enfermos”. Y añade monseñor Córdoba: “No podemos combatir a
la droga con la misma droga”.
Como digo: nada de esto es nuevo. De nada serviría, por lo tanto,
decirle a monseñor que su juicio como clérigo no tiene tanto crédito como el
juicio de la ciencia. De nada serviría decirle que el proyecto de ley de Juan
Manuel Galán no quiere que se combata la droga con la droga: quiere que se
combata el dolor con la droga. De nada serviría decirle que justamente esto,
combatir el dolor, ha sido una de las motivaciones principales de los mejores
progresos que ha hecho la ciencia médica en la historia de la humanidad; y que
esos progresos se han conseguido siempre en contra de lo que ha querido la
Iglesia, no sólo por la vieja antipatía que la religión ha tenido hacia la
ciencia, sino por razones más profundas que están y siempre han estado en la
raíz del cristianismo. Cuando Galán dice que su proyecto de ley es humanitario,
se refiere a eso: se trata de reducir el dolor de los enfermos (de cáncer, de
sida). En una entrevista reciente, Galán cita el caso de un conocido cuyos
últimos días de dolor y sufrimiento fueron menos graves gracias a unas gotas de
cannabis; yo mismo asistí a los últimos días de la madre de una buena amiga,
que sólo podía encontrar un poco de apetito (y paliar su sufrimiento físico)
gracias a la marihuana legal que se podía conseguir en Barcelona.
Pero es ocioso invocar estos argumentos frente a las razones de la
Iglesia católica. Para la Iglesia, el dolor ha sido siempre un curioso aliado:
o bien como sinónimo de virtud o bien como expresión física de males
espirituales. Pío V ordenaba a los médicos que contaran siempre con un “médico
del alma”, pues “la enfermedad del cuerpo surge con frecuencia del pecado”. Me
dirán ustedes: bueno, pero eso fue hace más de 300 años. Y yo recordaré
entonces la carta apostólica Salvifici doloris, en la cual Juan Pablo I —que a
muchos les sigue pareciendo el más moderno de los papas— decía sin rubor alguno
que el sufrimiento es bueno porque hace posible la caridad: cuando alguien
sufre, nos obliga a actos de amor; si el sufrimiento desapareciera, el acto de
amor desaparecería y el mundo sería más pobre. Dice también que el sufrimiento
es bueno porque nos recuerda que no somos dioses. De hecho, el sufrimiento es
la manera que tiene Dios de recordarnos que somos débiles: “En Cristo, Dios ha
confirmado su deseo de actuar especialmente a través del sufrimiento, el cual
es debilidad humana”, escribe Juan Pablo I. En su carta, el sufrimiento es una
vocación: “Toma parte a través de tu sufrimiento en esta obra de salvar el
mundo”, nos exhorta el papa (o Cristo a través del papa).
A los congresistas les pediré, cuando consideren la propuesta de Juan
Manuel Galán y la oposición de la Iglesia, que piensen en esto: en esta lógica
retorcida e inhumana que hace del dolor algo deseable. Ya tendríamos que dejar
esos días atrás.
http://www.elespectador.com/opinion/iglesia-y-el-dolor-columna-506543
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