A
PROPÓSITO DE LA MUERTE DE GABO
SEGUIDO
DE UN GRAZNIDO
Los funerales de Gabo han atraído a los sepultureros de la
historia, han declarado abiertos los lugares comunes que surgen como homenaje en
estos casos sobre todo para tan grande personaje literario, que no solo logró
una de las creaciones más importantes de la literatura castellana sino que
generó personajes y títulos de su obra que se volvieron indispensables para
nombrar los hechos de un país que se
debate entre la lucidez y la desgracia.
A partir de su vida y su obra, se empiezan a crear otras novelas. Desde ese rostro asustadizo de la primera foto de niño, hasta el hombre plácido -aunque enfermo- que muestra una flor amarilla en su solapa el día de su último cumpleaños. La
palabra realismo mágico vuela como
mariposas amarillas de boca en boca, sin percatarse de que ese término no
cobija toda la obra del escritor; indudablemente Cien años de soledad, Los funerales de la mamá Grande; Isabel viendo
llover en Macondo (un relato poco nombrado), sobre todo. Gran parte de su
obra, desde La mala hora, pasando por
El coronel no tiene quien le escriba, El
amor en los tiempos del cólera , Crónica de una muerte anunciada, Del amor
y otros demonios, Memorias de mis putas tristes, y sus libros de crónicas y
reportajes, entre otras, salen de esa
órbita. En el Caribe insular, Alejo Carpentier
quien propuso el término “lo real maravilloso”, para referirse a una tendencia literaria tan cara a la América Nuestra (Indoafrolatinoamérica),
desde cuando los mitos indígenas fueron conocidos por los hispanos, las mismas
crónicas de algunos cronistas españoles, hasta consagrados escritores como él
mismo. Sin que sean términos equivalentes.
El autor fue directo, cuando se refirió a Cien años: para él
esa novela era un vallenato de más de 300 páginas.
Se olvida también que la llegada de Cien años de soledad
significó una conmoción porque el boom
latinoamericano venía en el tren de las innovaciones: lingüísticas, de
estructuras narrativas, de manejo del tiempo, en fin, de una vanguardia que
parecía sacudir los cimientos de la
literatura y había superado en mucho al criollismo del pasado reciente. Fuentes
había publicado La muerte de Artemio Cruz,
Cortázar había publicado su Rayuela,
Vargas Llosa La ciudad y los perros.
El mundo había empezado a interesarse en nuestra literatura por las páginas de Carpentier y de Borges, la
vida literaria en América era de nuevo contemporánea del mundo, como lo fue con
el Modernismo de Rubén Darío. Y en medio de esas transformaciones, surge Cien años como una manera de retroceder
de manera maravillosa en el tiempo: una extraordinaria fábula que se parecía
demasiado a las crónicas de un mundo recién descubierto, que seguía en ese
mundo cerrado de Juan Rulfo, en lugar de seguir los pasos de los transgresores.
Del hombre que
murió este pasado Jueves Santo hemos escuchado su biografía vuelta a contar por
Plinio Apuleyo Mendoza, por radio y televisión, hemos escuchado datos y
entrevistas de manera maratónica. Hemos
sentido la ausencia de Álvaro Mutis quien lo precedió poco tiempo en la muerte
y quien habría añadido otros sucesos. Hemos visto al Gabo que escribió las
extraordinarias fábulas que tocan incluso la biografía escrita por él mismo, y
sus vínculos cercanos con hombres como Fidel Castro. Hemos asistido a la
merecida glorificación de un hombre que se jugó la vida en la literatura.
Desde ahora, para honrar su memoria como debe ser, se prohíbe:
a)
Titular cualquier columna o noticia periodísticas
con alguna alusión o copia de un título garciamarquezco, como el coronel que no
tiene quien le escriba, como “eso es la crónica de una muerte anunciada”,
etcétera, etcétera.
b) Repetir a
cada momento “que esto es macondiano”, para salir por la vía fácil de las
definiciones que nada definen.
c)
Repetir a cada instante el término “realismo
mágico” sin esculcar a fondo de qué realismo mágico se habla.
d) Que las
reinas de belleza citen a GGM como su
autor preferido sin haber leído al menos
el primer capítulo de Cien años de soledad.
e)
Por último, se prohíbe que a nuestro premio Nobel
le deseen el infierno junto con Fidel Castro, porque en primer lugar eso haría
que el infierno existiera, y si ya existe, que se transformara hasta volverse
deseable solo por escuchar a estos personajes.
Un
graznido
Sobre
este último punto, reproducimos el texto
escrito por Fredy González Zubiría, enviado por el amigo y antropólogo guajiro
Wilder Guerra, a raíz de la torpe salida
de una neocongresista del Centro Democrático, quien soltó un graznido contra
Gabo. Ahora ha pedido disculpas, pero alega sin embargo que la gloria de Gabo
no puede ocultar que fue amigo del castrismo,
y que
“sí cuestiono la manera como García Márquez y
muchos otros artistas olvidan su responsabilidad social. Como respaldan y
promueven a los dictadores que oprimen a sus pueblos y tienen sumergida a la
gente en la más profunda miseria y atraso, olvidando a aquellos que necesitan
el respaldo de los países demócratas de América Latina. Lamentablemente en
nuestro país los artistas, los políticos y hasta los mismos ciudadanos muchas
veces también lo olvidan”., (http://www.semana.com/nacion/articulo/la-disculpa-de-la-congresista-que-le-deseo-el-infierno-gabo/384315-3http://www.semana.com/nacion/articulo/la-disculpa-de-la-congresista-que-le-deseo-el-infierno-gabo/384315-),
olvidando
ella de paso, desde su privilegiada situación de clase, el infierno de pobreza
y violencia al que han sido sometidos los colombianos pobres,
campesinos, obreros, los indígenas y los afros, las mujeres y niños desplazados
por la sangrienta dictadura de los terratenientes que empezaron esta guerra
interminable antes del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, para no ir tan lejos.
Y olvidándose de que la intolerancia que ella demuestra con Gabo muerto la
tuvieron con Gabo en vida quienes lo
hicieron salir corriendo de Colombia, amenazado por el Estatuto de Seguridad, bajo
la acusación de ser miembro del M-19.
EL
INFIERNO DE MARIA FERNANDA CABAL
Por
Fredy Gonzalez Zubiría
Yo nunca he podido entender a los ricos de
Colombia. Viven muy bien, se dan la gran vida en paseos, mansiones, carros
lujosos, haciendas, estudian en colegios bilingües, luego pasan a una
universidad prestigiosa, posteriormente van a los Estados Unidos a un postgrado
de cualquier cosa y finalmente consiguen una pareja de varios ceros en su
chequera, se casan, comen perdices y siguen siendo infelices.
Es el caso de doña María Fernanda Cabal que con su
desafortunada frase contra el genio de la literatura García Márquez, estando
aún fresco su cadáver, esconde un resentimiento de alguien que lo ha tenido
todo pero continúa infeliz. Escribió "Pronto estarán juntos en el
infierno" y adjuntó una fotografía de Gabriel García Márquez con Fidel
Castro.
Lo menos que se ha dicho de ella por las redes
sociales, que es una mujer inculta y mal educada, insensata, imprudente etc.
etc., no me parece. Ella sabe perfectamente quien era Gabo y lo que representa
para la literatura universal, pero es una mujer infeliz, precisamente porque
carece de algo que tuvo mucho el escritor: prestigio.
Doña María Fernanda viene la nada, era invisible,
una rica anónima, simplemente la esposa de alguien con poder en el gremio de
ganaderos, dedicada a ir de compras y regalar vacas desde una fundación. Pero
obsequiar mil vacas tampoco la hizo feliz y escuchando en la sombra de su
esposo día por día, año tras año, las homilías de Álvaro Uribe en la radio,
televisión, en las reuniones, en los cocteles, terminó contagiada de su odio,
sin tener sus motivos. La rabia es una
enfermedad que le produce a los caninos deseos de morder sin motivos. En el ser
humano, la infelicidad produce ataques de odios y genera impulsos de atacar a
cualquiera de manera verbal o física.
En la política parece que la señora Cabal encontró
el camino para subsanar su inconformidad, para curar su infelicidad: La
actuación mesiánica, ser libertadora. Muchos ricos piensan que ellos son ricos
por decisión de Dios, y son una especie de elegidos, predestinados a solucionar
los problemas de los humanos comunes y corrientes. Así doña María Fernanda en
un arranque de filantropía, se aleja de clubes y centros comerciales, y se
embarca en la lucha para liberar a Colombia. Empezó por poner en su lugar al
gran traidor de Colombia, aquél que en vez de ponerse a escribir pendejadas
debió integrarse a autodefensas para salvar a la patria: Gabriel García
Márquez.
El trino de la congresista Cabal, es una gran
enseñanza histórica para Colombia. Cito textualmente una frase de Rosa Sala
Rose en internet, hablando del fascismo: "El nazismo no fue obra de
monstruos, sino de seres humanos como nosotros, y eso es precisamente lo que lo
vuelve tan temible." La frase de
esta mujer no debe provocar indignación, ni burla, debería producir
preocupación. Si quienes tienen todo para ser felices, son infelices, quizás la
felicidad que buscan está en arrasar con todo lo que se sospeche como amenaza
para conservar aquello que ni siquiera les da felicidad.
La congresista María Fernanda Cabal armó su propio
infierno. Qué triste es iniciar una carrera política de esa manera. Los
epítetos, agravios e insultos que se ha ganado en 24 horas avergonzarían a
cualquier rufián de barrio. Ya es famosa, quizás no como lo esperaba. Sospecho
que continuará infeliz.
Rescatamos
también el artículo de la gran columnista Martha Ruiz en Semana.com del
20-04-2014:
http://www.semana.com/opinion/articulo/otras-razones-para-querer-gabo-por-marta-ruiz/384291-3
Compartimos el separador en homenaje a GGM que nos hizo
llegar Carlos Alberto valencia, del Festival de Poesía La idea que verdece,
desde Armenia. Un Festival al que estamos invitados, del 23 al 25 de abril de
este año.
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