ISLARIO DEL SUR ESTÁ DE VUELTA
Luego de tres años de silencio, Islario del Sur vuelve a
navegar por este medio. Fueron tres años en los que este país siguió su rumbo
de destrucción social, de concentración del poder económico y político y el aniquilamiento
contra las expresiones sociales y los espacios de protesta que todavía enaltecen
al pueblo colombiano, en medio del asesinato de líderes y lideresas sociales
que ostentan el único delito de luchar por
los derechos comunitarios, por sus territorios y por una vida digna en
sus comunidades.
Colombia
eligió un presidente que cada vez más aumenta su condición de gobierno en
entredicho, dadas todas las evidencias de corrupción, tráfico de votos y de
nombramientos. Cada día, nuestra República se hunde más en su ilegitimidad,
especialmente para los millones de hombres y mujeres que viven en la pobreza
total, mientras se concentra la riqueza en pocas manos. Y para colmo,
obedeciendo al emperador del norte, declara una guerra política y mediática al
gobierno de Venezuela.
Y por si fuera poco, apareció una pandemia que tiene sus
orígenes sin esclarecer aún, pero que arroja demasiadas sospechas. Pudo
tratarse de una creación de laboratorio, o pudo ser una mutación. Pero esta pandemia, este “virus chino” como
miserablemente lo llama el presidente Trump, se ha vuelto en contra de los más
desarrollados, y los agarró con los calzones abajo.
Los dirigentes de los estados nacionales mostraron su
verdadera cara. Trump: una máquina de negocios que solo se interesa en la “economía”
y el poder de la nación gringa, por encima de la vida de sus compatriotas.
España e Italia, dos países que viven absortos con su gran turismo y no
creyeron en la amenaza “de ese virus chino”. Cuba, la solidaridad sin límites de un pueblo
acorralado por las sanciones imperiales; Putin, el pragmatismo en persona, pero
solidario también con una Europa que tiene la lejana memoria de la peste
bubónica y muy cercana la gripa que sepultó miles de ciudadanos españoles.
Diario de la Peste
Marzo 29 de 2020
Estas son las cifras del efecto del
coronavirus en Colombia, cotejando varias fuentes:
·
702
contagiados
·
10
muertos
·
10 recuperados
El ELN decreta cese unilateral al fuego, pero solicita al gobierno cesar
también elfuegoy coordinar como la Comisión de paz ubicada en La Habana.
Marzo 30
de 2020
·
El Congreso Nacional de
Colombia sigue en ascuas. Se convocó a sesiones virtuales, pero hay voces en
contra, especialmente del senador Jorge Robledo.
·
A la fecha, el gobierno
nacional ha reconocido la disminución de delitos como el atraco, el homicidio y la violencia sexual. Aumentaron los delitos
informáticos.
Frente a esta avalancha de sucesos genrada por el
coronavirus, con los medios masivos y las redes sociales inundados de
información verdadera, falsa o sospechosa, cada mandatario o empresario en
Colombia mostró su verdadera cara:
·
Duque, el Presidente, parece tener los discursos
preparados para cada momento, como si fueran una lección de estudiante
juicioso, pero sin emociones; lo de él un discurso de corrido, pero insustancial, sin
conexión ni diálogo con su pueblo. Sus intervenciones con el equipo de gobierno
en busca de proteger del contagio a la población colombiana, se vieron
desmentidas por el decreto 444 que en resumen sustrae 17 billones de pesos a las alcaldías y
gobernaciones para ser “donados a los pobres” pero manejados por los grandes
grupos bancarios.
·
Sarmiento Angulo no defraudó a sus críticos: pidió tres
días de trabajo de Semana Santa a sus periodistas para ser donados a no sabemos
quiénes.
·
La alcaldesa de Bogotá mostró temple y acertó en mucho,
aun en medio de las contradicciones con el gobierno central. Corrigió cuando
fue necesario, siempre atenta a la ciudadanía.
·
Petro: siempre en primera fila, al frente de cada
acontecimiento. Un elogio al presidente Duque cayó mal en sus propias filas.
·
Uribe, con su
habitual pragmatismo, propio de la derecha más mezquina: que se haga cuarentena
pero no se detenga la economía.
·
Los migrantes venezolanos: presos de los rumores por
ayuda, cercaron los espacios físicos del poder para exigir apoyo.
·
El pueblo colombiano: entre el miedo, la apatía y el
desorden.
En las comarcas internacionales, los sucesos no se dan
abasto:
·
El Papa dio una larga oración frente la gran Plaza en la
que tuvo como tema central la parábola
de los pescadores temerosos, pese a llevar a su maestro a bordo, según el
Evangelio de Mateo.
·
Donald Trump agitó su melena y sus ojos de mandarín
impenetrable: El pueblo debe volver a trabajar porque la economía debe seguir
creciendo.
·
El pueblo cubano, solidario como siempre. Sin importar a
dónde, sus médicos se desplazaron por diferentes lugares a prestar un servicio
humanitario.
Política y
desobediencia
Sin embargo, criticar las desobediencias tumultuosas a la
solicitud de aislamiento voluntario (o
de cuarentena obligatoria), las peticiones de recursos de los trabajadores informales que deben producir día a día
y las aglomeraciones en los puntos de abastecimiento de entrega de ayudas no deben ser atribuidas a un carácter nocivo
de los colombianos.
Nuestras ciudades son así en gran parte porque crecieron
en los últimos ochenta años bajo el terror de los desplazamientos del campo a
los conglomerados urbanos de los años cincuenta. Nuestras ciudades –grandes y
pequeñas- son el producto de un feroz y
encarnizado cerco armado que comenzó desde el momento en que los españoles entraron
al territorio, desterritorializaron a los indígenas sobrevivientes y transterraron de África a América a más de
cuarenta millones de hombres y mujeres, quienes aparte de sufrir la
esclavización y con ella entregar un aporte enorme a la construcción de la riqueza
del país y del mundo, sufren ahora la marginalidad y el racismo. Luego vino la
guerra de independencia de España que generó tantos muertos como desplazados de
un lugar a otro. Las guerras civiles y por último la gran Violencia que comenzó en los
años cuarenta del pasado siglo, se profundizó con el asesinato de Gaitán y generó
el grave desplazamiento de campesinos a las ciudades que empezaron a crecer sin
control, para luego dar paso a la guerra
desatada por los paramilitares contra los milicianos, con apoyo del Estado, y se
hizo más cruenta y profunda la guerra contra los civiles que debieron abandonar por millares sus territorios e
inundaron las ciudades, tanto que el uno por ciento de las familias de este
país concentra en sus manos casi el 90 por ciento de las tierras fértiles... Nuestro
país nació y se desarrolló en medio de inmensas fracturas e injusticias
sociales y concentraciones del poder económico y político que lo convierten en
ingorbernado e ingobernable. El mismo liberalismo, que fue una promesa de
justicia social desde el siglo XIX, naufragó en las mermeladas del poder y la
corrupción.
Estamos de acuerdo en que
se acate la imperiosa necesidad de cuarentena. Pero nuestra indisciplina y
nuestra proclividad a la violación de las leyes no provienen del azar. Nuestras
ciudades crecieron sin orden, sin planificación, sin liderazgo oficial, sin solidaridad
ciudadana, con una cada vez más profunda
división de clases, sin seguridad para la supervivencia de los más pobres, salvo
los casos heroicos de barrios creados en las ciudades con el objetivo único de
vivir con algo de decencia, en medio de la avaricia de los negociantes
urbanizadores. Además, qué conducta puede imitarse por parte de los ciudadanos en
un país con dirigentes inmorales, aferrados solo a la rapiña del erario público,
de la sujeción del poder a cualquier precio, convirtiendo a menudo la política
en un trabajo de mafias insensibles y asesinas.
. Dos homenajes al
poeta del mar
Dos homenajes al poeta guapireño Helcías Martán Góngora:
uno en la Biblioteca Departamental de Cali, y otro en el Salón de los Espejos,
de la Gobernación del Cauca, con motivo del primer centenario del nacimiento de
quien fuera llamado “El poeta del mar”, nacido el 27 de febrero del año 1920 en
Guapi, en una casa que miraba hacia el río, donde sus padres manejaban los negocios de compra de oro, tiendas de abarrotes
y cabotaje.
El
27 de febrero de este año nos dimos cita en la Biblioteca Departamental de
Cali, convocados por la Fundación de Escritores del Pacífico (Fuespacol) para
hablar del poeta Helcías, de su obra y de su vida, de su sapiencia y de su humor
fino y desbordante, de su temprana adhesión a las corrientes históricas de
vanguardia que circulaban por el mundo y Colombia, entre ellas el Negrismo como
una toma de conciencia y acción de intelectuales negros de África, del Caribe y
del Pacífico colombianos. Por algo fue uno de los fundadores de la revista Vanguardia, que se editaba en Guapi
(Cauca), un pueblo donde se entretejían los idiomas.
Y
el Salón de los Espejos (un hermoso nombre que envidiaría El Quijote) de la
Gobernación del Cauca fue el escenario de un nuevo homenaje, convocado por el
gobernador afro Elías Larrahondo y la coordinadora de Cultura, Enelia Salinas
Chivatá, con presencia del rector de la Universidad del Cauca, José Luis Diago
Franco, y los profesores Elizabeth Castillo y José A, Caicedo del Centro de
Memoria Intercultural de la Unicauca. Un evento maravilloso en donde poetas y
gestores culturales expresamos nuestra memoria del poeta Martán, donde los
directivos puntualizaron la necesidad de honrar la memoria de nuestros
escritores y que la cultura sea una aliada en la lucha por la pacificación de
nuestro país y en especial de nuestras comunidades caucanas azotas por el
recrudecimiento de la violencia.
Profecía no escrita
Nuestro
país se aleja cada vez más de la propuesta de país que surgió en su
independencia y del que a finales del siglo XIX intentó refundar el
liberalismo. Al menos construir un país con una verdadera opción popular, donde
si al menos no gobernaba “el pueblo”, al menos se tenían oportunidades más
cercanas a la dignidad, como el respeto a sus derechos y la satisfacción de sus
necesidades básicas.
Una de las tareas que tendrá el país entero,
si es que sobrevivimos a la peste, es la de rescatar el país de las plagas
eternas de la corrupción, el narcotráfico y la violencia contra los sectores
sociales, étnicos y de género. Y que las necesidades básicas sean resueltas,
que cese la acumulación atrabiliaria de la riqueza en pocas manos que margina y
degrada a millones de hombres y mujeres.
El poema de nuestra semana
Carta del
incierto
(A Dilan,
allá, donde ahora vuelas)
No por incierto como todos,
dejaré de escribir esta carta
que habla de ausencias y de amores,
siempre habrá un ausente en mi pellejo,
un ausente que convive con mis pasos lentamente.
Hablo de ese río de ausentes donde navegan
a toda vela los sueños del incierto.
Sé que estoy en mi país,
en mi país, en donde alguien decide arreglar
sus pequeños asuntos
ante la insegura perspectiva del regreso.
En mi país, que huye de sí mismo
como un desatado tifón en plena noche.
No por incierto como todos,
dejaré de escribir esta carta
que habla de ausencias y de amores.
Hablo de un lugar cuyos inciertos habitantes
podemos desaparecer definitiva o temporalmente,
hasta ser encontrados en el borde del camino
en el abismo de una zanja.
Sé que estoy en mi país,
en mi país, en donde alguien decide arreglar
sus pequeños asuntos
ante la insegura perspectiva del regreso.
En mi país, que huye de sí mismo
como un desatado tifón en plena noche.
El otro país, el oscuro,
no está matando la alegría,
no está matando a los que sueñan,
a los hombres que dan voz al limpio viento.
La paz es sólo una palabra en los arrugados
papeles
que arrojan en letrinas los disfrazados
querellantes.
La voz del gran mudo, nada dice. Ella espera
instrucciones
Y una ebria nación navega sosteniendo la rota
bandera de la paz,
la bandera blanca sobre lagos de sangre.
No por incierto como todos,
dejaré de escribir esta carta
que habla de ausencias y amores.
Llegado el momento de tener
más amigos en las tumbas que en los bares,
me hago hermano del hermano de los muertos,
enamorado de los que aman el amor de los vivientes.
Juan Manuel Roca
Microrrelato para después de la
pandemia del virus coronado:
Cuando Colombia despertó, Uribe todavía
estaba allí.
Textos de la semana:
No es un asunto de limosnas
Juan Carlos Barreto B, Obispo de Quibdó. https://www.elespectador.com/colombia2020/opinion/no-es-un-asunto-de-limosnas-columna-910983
Coronavirus, las prioridades del gobierno: ¿La bolsa o la vida?
Víctor de Correa Lugo
Gracias poeta por ofrecernos estas pildoras de información y reflexión desde distintos ángulos y con un norte seguro, como el de las rutas del rey pandales
ResponderEliminarUn abrazo
Ese es el propósito, estimado amigo. Gracias por responder.
EliminarMuy interesante el análisis de los temas tratados. Un excelente espacio para la difusión del pensamiento crítico que tanto hace falta, ante el monopolio de los medios de comunicación al servicio de los intereses económicos y políticos.
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