Islario
del sur de retorno en el 2015
Desde el sur lo diverso
Dirige: Alfredo Vanín Romero
Despedida a Germán Patiño
Lecciones indígenas de paz
Racismo en boca de funcionarios
Hasta
luego a Germán Patiño
En Cali, Colombia, el pasado
día 19 de enero, falleció Germán Patiño Ossa, el historiador y antropólogo que
investigó con gran rigor manifestaciones
culturales del Pacífico colombiano como la música y la gastronomía. Su visión
de la cultura afrocolombiana lo llevó a concebir, crear y consolidar el
Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, en 1997, que sigue sin
interrupciones.
Invitamos a leer algunos artículos
que registran su biografía y su legado
como investigador, escritor, funcionario, gestor cultural y catedrático.
A propósito del proceso de paz que
avanza en Colombia y la lucha contra el racismo, reproducimos artículos de dos
docentes del departamento del Cauca (Colombia): Elizabeth Castillo Guzmán nos
habla de las lecciones de paz de los indígenas caucanos y Letty Patricia Fernández denuncia las posturas
racistas de funcionarios.
Una lección indígena sobre la paz
y conflicto en Colombia
Elizabeth
Castillo Guzmán
El
departamento del Cauca es tal vez uno de los escenarios más golpeados por la
larga historia del conflicto armado en Colombia, y a la vez una geografía de
resistencia comunitaria.
Ese
es el caso de Toribío, un municipio con población indígena, que como muchos
otros, ha vivido y padecido de forma directa los rigores de la guerra.
Prácticamente todos los grupos insurgentes han hecho presencia en su
territorio. Sin embargo eso no ha sido un impedimento para la incubación de
importantes procesos organizativos que han merecido en varias ocasiones
reconocimientos nacionales e internacionales.
Según
los registros oficiales de prensa, en Toribío, desde 1979 la guerrilla ha hecho
más de 600 hostigamientos y se ha tomado el pueblo 100 veces.
A
finales de los años setenta las
comunidades del norte del Cauca y sus cabildos fueron protagonistas del
surgimiento del Consejo Regional Indígena del Cauca - CRIC - y su monumental
movilización política y territorial. Luego en la década de los ochenta, liderados por el sacerdote Alvaro Ulcué
Chocué, construyeron las bases del Proyecto Nasa, una propuesta visionaria
sustentada en la combinación de educación, cultura, comunicación y producción
indígena. Pero el 10 de noviembre de
1989 fue asesinado el religioso indígena, y el luto colectivo por la pérdida
del Nasa Pal produjo mayor compromiso
con el camino trazado.
El
Proyecto Nasa cobró una trascendencia inusitada. Con la fuerza del corazón y
del nasa kiwe, las comunidades sostuvieron su educación propia, sus cultivos,
sus emisoras, sus asambleas y sus saberes antiguos, en medio de ametralladoras
y cilindros bomba que bajaban de la cordillera constantemente. Gracias a su
tenacidad 13 resguardos de la región tienen actualmente escuelas
bilingües, adultos en procesos de
educación superior y muchos líderes capacitados.
En
1997 la Unesco consideró excepcional este proceso ancestral y comunal del
Proyecto Nasa, y por eso distinguió a 36 de sus líderes, hombre y mujeres, como
“Maestros en Sabiduría” por su trabajo en bien de su comunidad. Su labor había
servido para mejorar la organización social y económica de 210.000 personas.
La
cosecha de dos décadas de resistencia se hizo visible internacionalmente.
Figuras del prestigio del juez Baltasar Garzón se hicieron amigos de casa, y
con ello fue posible el respaldo mundial a su lucha por la autonomía.
En
el año 2002 recibieron el Premio Nacional de Paz como reconocimiento a su tarea
incansable por recuperar y fortalecer la identidad cultural, reforzar la
capacidad organizativa interna y capacitar a los jóvenes.
El
7 de junio de 2005 se lanzó el Premio Nacional de Paz desde el parque central
de Toribío, como un acto de apoyo y solidaridad con una comunidad que para
entonces ya superaba 200 familias en situación de desplazamiento debido a los
combates en veredas distantes del casco urbano.
En
el año 2004 la guardia indígena del Cauca, concebida en estos resguardos, fue
reconocida como “Agente internacional de Paz” y recibió el Premio Ecuatorial
otorgado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, por su
ejercicio de control territorial y resistencia contra los grupos armados.
A
pesar de las distinciones y los premios, el pasado 5 de noviembre, Antonio Tumiñá
y Daniel Coicué, miembros de la guardia indígena, fueron asesinados por la
guerrilla en el corregimiento de San Francisco.
En
este trasegar entre el conflicto y la paz, las comunidades han despedido a sus
grandes líderes, asesinados a manos de los actores armados. Nombres y
biografías que se rememoran a diario con las nuevas generaciones en las aulas
de clase y, que se saludan en los rituales de armonización del territorio.
En
1997 el filósofo e historiador argentino Enrique Dussel analizó esta experiencia
de las comunidades Nasa, y señaló que se trataba del primer caso “de liberación
exitoso, después de los años 60, hecho por los pobres y desde los pobres en
América Latina”.
El
patrimonio moral y ético de una sociedad reside en su propia historia, y el
devenir de los pueblos depende de su olvido o su memoria a este respecto.
Ojalá
las y los docentes encargados de enseñar estos temas, le cuenten a niñas, niños
y jóvenes que la paz hace mucho la empezaron a construir los indígenas del
Cauca.
http://www.elpueblo.com.co/elnuevoliberal/una-leccion-de-paz-conflicto/
Denuncia de racismo
¿
Y vos comés chulo?
Letty Patricia Fernández Guisao
En varias ocasiones he tenido la
necesidad de visitar el Archivo de la Gobernación del Cauca para buscar una
información necesaria que apoye mi proceso de investigación con el fin de
obtener mi título de historiadora como lo he referido en varios momentos.
También he mencionado que los archivos están en estado de coma y que el de la
Gobernación del Cauca está en proceso de inventario; todavía.
De hecho, hoy 8 de enero, lo visité
nuevamente para revisar el Registro Oficial de la primera década del siglo XX preparándome
para examinar al menos dos tomos del Registro, y me fue completamente imposible
porque aún se encuentran allí las personas designadas por la firma Innovar
Documental del Cauca orientados por una profesional quien no conoce el
significado de las palabras enseñanza, ética, respeto, tolerancia, sana
convivencia, investigación, y todas las relacionadas con la formación que pueda
recibir cualquier ser humano que haya pasado por la escuela.
Este trabajo de inventario más parece
una reunión de personas dedicadas a subvalorar a los otros, en especial a la
población afrocolombiana que uno serio con la disciplina y dedicación que se
requiere para manejar los documentos que hacen parte del archivo en mención.
Los temas de conversación de este grupo
de gente están basados en sus relaciones amorosas, desde su orientadora hasta
el último de sus pupilos, de sus relaciones íntimas, de sus pleitos con
aquellos que no encaja en su estereotipo, de los antojos gastronómicos o de las
proyecciones de procreación, lo que en tiempo dura 60 o más minutos; tiempo que
cobran por hacer cosas distintas a las que están estipuladas en el contrato.
Por supuesto que no me interesa si son
casados o no, si tienen hijas o no, si les gusta la pasta o el ajiaco ni mucho
menos si conocen el Kama Sutra; lo que me disgusta es el lenguaje soez con que
se comunican y más aún, el racismo y la discriminación racial que se ejerce
sobre nosotros sin que sientan el más mínimo respeto por la diferencia étnica y
racial.
Sumado al mal tratamiento que nos dan,
hacen chistes racistas que me producen gran dolor e indignación; no distinguen
entre mito y realidad al mantener en su memoria las típicas leyendas que no sé
quién se las inventó para caracterizarnos, irrespetando tanto el lugar de
consulta como a sus visitantes. Pero lo más ofensivo es la expresión que usaron
para describir un encuentro íntimo cuando uno de los miembros hace parte de
nuestra gente negra: comer chulo.
Ruego a Dios que esta denuncia sirva
para una sanción ejemplar que les enseñe a ese grupo de personas que está
encargado de la organización de este archivo que somos ciudadanos colombianos,
especialmente, afro, negros, palenqueros y raizales y que nos cobijan los
mismos derechos; que nos hemos ganado, a pulso, cada espacio que ocupamos
porque han sido 500 años escuchando expresiones discriminatorias y racistas y
viviendo experiencias dolorosas como la que viví este 8 de enero de 2015.
Y pido a Dios, también, que sean
capaces de ofrecer disculpas públicas no sólo por tratarnos mal sino por el
dudoso inventario del cual son responsables.
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