lunes, 20 de junio de 2022

LA DEMOCRACIA COJEA PERO LLEGA Me siento a escribir después de haber votado por el nuevo presidente de Colombia: el mejor candidato, el político y pensador, economista y humanista más importante de los últimos tiempos en Colombia. Su paso por la Alcaldía de Bogotá nos demostró quién era: un estadista de sobrada estatura y humanidad que dejó un rastro que quisieron borrar los uribistas, sin lograrlo. La justicia internacional le dio la razón al mandatario que planteó la democratización de los servicios públicos, la educación para jóvenes de los barrios pobres, el pan diario para la gente pobre. Ése fue su delito, a la luz de la derecha retrógrada que no entiende que el mundo ha cambiado, mientras Colombia se mantiene en las cavernas. En Estados Unidos se alternan los gobernantes de los dos partidos, para bien o para mal, Chile sale de una dictadura a una democracia, al igual que Argentina,… Pero mi país parece haber sellado un pacto desde los primeros y únicos estertores liberales de la mitad del siglo XIX para ser gobernado por los ángeles conservadores -o por conservadores disfrazados de liberales- en una maniobra descarada para sujetarse al poder, con quienes mis antepasados conservadores se estremecerían de miedo y los liberales clamarían por el alma de José Hilario López y Jorge Eliécer Gaitán, si estuvieran vivos en esta hora demasiado importante para la historia colombiana, cuando estamos a punto de un paso histórico que nos agradecerán nuestros descendientes, a quienes debemos legarles por lo menos un país donde no exista el monopolio del poder, de la riquezas, de la justicia y –en fin- de la vida, como lo hemos vivido a lo largo de tantas décadas. La democracia cojea , pero llega. Y en el momento en el que más se ha agudizado la desigualdad y la mentira de un Estado que solo elogia sus supuestos triunfos económicos, para ocultar los desmanes judiciales y los robos al erario público, que los ha enriquecido, al igual que las expropiaciones de tierras a los campesinos, para la caña de azúcar, la ganadería, la cría de caballos o la acumulación feudal de las teirras más productivas de un país hambriento. Y se ven obligados a apoyar un candidato inesperado: un populista –este sí- que solo supo pronunciar algunas palabras contra la corrupción –contrariándose él mismo- sobre quien pesan cargos estrepitosos de corrupción-. Paradojas de un país donde mentir de manera manifiesta es el pasaporte a la credibilidad y al poder. II Mientras declaraba abiertas las elecciones presidenciales del 2022, hoy 19 de junio, el presidente Duque elogiaba a las Fuerzas Armadas por la muerte de miembros de grupos armados ilegales. Pero no reconoce por ejemplo, como Europa Prensa, que “en lo que va de año han sido asesinados 88 líderes sociales y 21 exguerrilleros acogidos al Acuerdo de Paz en un total de 47 masacres documentadas”. O los crímenes y desplazamientos forzados de indígenas y afros en el Pacífico colombiano, como si esas regiones y esos grupos humanos no importaran. Una reflexión para hoy (Carta de una joven lectora, desde Popayán) Cuando era niña secuestraron a mi padrino, pasó tantos meses secuestrando que la bandera de Colombia que mi mamá había puesto en el techo de la casa desde el día que se lo llevaron se destiñó. Una noche yo pedí que se me cumpliera el milagro de que a mi padrino lo liberaran porque ya no aguantaba más tantos días y su ausencia. Una noche le supliqué a dios con todas mis fuerzas que creara un milagro y liberaran a mi padrino. No se qué pasó, pero al otro día lo liberaron. Hoy quiero pensar que soy esa niña pidiendo de nuevo un milagro, que a pesar de toda la oscuridad corrupta que maneja el poder en este país, si millones de colombianos ganan honestamente en las urnas votando por petro y francia, se cumpla. Pido el milagro por el secuestro de mi padrino, por el asesinato de mi tío, porque no quiero más que sigamos condenando a nuestros hijos e hijas a vivir en la guerra y a normalizarla. Pido a Dios un milagro que proteja nuestra naturaleza, nuestras montañas y nuestros ríos. Pido un milagro que nos dé como comunidad más abundancia y empatía hacia el otre. Pido que no asesinen más a la gente de luz de mi país, pido alimento, pido justicia. Y regalo esta canción, todo lo que se pide en esta canción lo pido yo también. Pido un milagro para la vida, para la guerra nada. (Ana María Gómez) Un poema para hoy La balada de los hombres hambrientos Los hombres hambrientos tienen oro casas con retretes de mármol y vestidos suntuosos Pero no pueden matar el hambre y la sed del tigre de sus ojos Los hombres hambrientos son en alguna forma hermosos Por una magia mortal y execrable sus oídos se han vuelto sordos Pero los hombres hambrientos simulan oír y pagan bien a los cantores Pregonan una extraña desesperación han perdido el recuerdo de los humanos olores caminan para buscar un aroma imbuscable el de los tallos de las flores muertas y de los pétalos podridos el olor que al mismo tiempo es el olor de la muerte y el olor del nacer Se cubre de moho el corazón de estos hombres hambrientos Se entrecruzan a la deriva No se ven Son muchos en movimiento Sus mujeres lavadas en agua de caros perfumes sintéticos adustas acechan también aquel olor que alcanza los huesos Si levantan las cabezas hacia cosas más altas no distinguen otra cosa que el viento Remeros esclavos en un gran bajel de oro van los hombres y mujeres hambrientos… (Mario Rivero – Colombia, 1935-2009) Un saludo para hoy: a mi gran compañera, Vilma, que hoy cumple años… Cali, junio 19 de 2022 (Foto A. Vanín 2007)

1 comentario:

  1. Esta última entrada ha tenido problemas de configuración. Disculpas a mis lectores.

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