Paros en el Pacífico Colombiano
Islario del sur, el blog de Alfredo Vaninromero
Que los paros y las tragedias mal llamadas naturales están de moda en
Colombia, es apenas un cliché, una frase que oculta la realidad más honda. Lo
que está de moda es la tiránica y permanente obsesión de la mayor parte de nuestros
dirigentes políticos al saquear las arcas públicas para enriquecer sus poderes personales y destruir las esperanzas
de sus pueblos,la responsabilidad y la fe depositadas en ellos. Renombrados funcionarios,
parlamentarios, alcaldes, y sus élites, han convertido en consuetudinaria la
corrupción, convirtiendo el Estado en otra empresa privada que tanto defienden
Uribe Vélez y sus áulicos. Contra esa corrupción, contra la perversidad del capitalismo entendido solo
como productor de riqueza para una cúpula privilegiada, y la discriminación
social y étnica, es conta eso que se han
organizado los paros que de Chocó, de Buenaventura, a los que se suma en el
todo el país el paro de la Federación de Docentes (Fecode); porque de allí deriva la estructura desigual
de un país que está en condiciones objetivas de brindale salud, educación, dignidad
y oportunidades a todos sus habitantes y a todos sus territorios, mucho más
ahora que el cese del conflicto es un hecho, pese a los fascistas que intentan
volverlo trizas.
Ha sido estimulante ver la entereza de los manifestantes en
Buenaventura, en la calle, en larga caravana por la carretera, concentrada en el centro, en el bulevar, o en la mesa de negociaciones. Hubo una larga fila
que copaba la carreta, hacia La Delfina; hubo música y recordatorio a
personajes; hubo un comité de gran raigambre popular al frente. Es cierto, hubo
un día de vandalismo (el mal recordado 19 de mayo), pero también es cierto que
el Esmad se sobrepasó. No controló a los vándalos, pero sí arrinconó a los
marchantes pacíficos. Y uno se pregunta: ¿Cómo no fue posible cercar a los
violentos de las casas de pique hace un tiempo?
Allí están todavía los paisanos porteños, decididos a no suspender el
paro hasta tanto no se garantice que los puntos de reclamación no se acuerden y
tengan una respuesta satisfactoria. Igual, con algunos altibajos, ocurrió en Quibdó, la capital de Chocó, donde acaba de llegarse
a un acuerdo. En Buenaventura se sigue negociando sobre siglos de explotación y
de injusticia. Pero de aquí en adelante no se trata solo de pequeñas
reparaciones. Se trata finalmente de recuperar el poder decisorio, de elegir de
nuevo alcaldes y gobernadores dignos.
Por el lado del finalizado paro en el Chocó, el Gobierno nacional accede a publicar el
nuevo mapa del departamento restituyendo
a Belén de Bajirá, municipio usurpado por la poderosa colonización de
Antioquia, defendida con los argumentos racistas que siempre han esgrimido los
terratenientes y políticos antioqueños: que con
Antioquia progresa Belén de Bajirá, que echarle plata al Chocó es como perfumar
un bollo. La última perla la lanzó hace unos meses el senador Uribe Vélez
en medio de sus estruendos contra el proceso de paz : que Colombia no es una tribu africana. Y los descendientes de
africanos le están demostrando a Uribe y al país que la dignidad es mayor en
ellos que en su estruendoso, veintejuliero y mentiroso Centro Democrático,
donde se pelea por retomar el poder presidencial para hacer trizas las
aspiraciones del país por una paz que todos reclamamos, menos los que se lucran
con ella, con el narcotráfico y con las tierras usurpadas a los campesinos,
como sanguijuelas pelechan siempre en los ríos revueltos de la sangre y la
guerra. Así ahora el mismo expresidente con el que se fortaleció el asalto paramilitar diga que en este momento "hay más plata para las Farc que para Buenaventura". El cinismo es aterrador, pero tiene creyentes.
Las hermosas fotos de la
gente como un río humano a lo largo de la gran vía de Buenaventura enorgullecen
a un pueblo que, sino que dejará la
lección más importante: el plan de rapiña contra Buenaventura no podrá
prosperar indefinidamente, desde sus inversionistas en los modernísimos puertos
privados, desde la voracidad comercial de los nuevos colonizadores; no será en
vano la muerte y el desplazamiento de
tantos hombres y mujeres en los barrios de Buenaventura, donde se construyen
nuevos muelles para contenedores, tal como lo denunció el represenante Alexánder
López, y lo han denunciado tantos líderes y estudiosos de Buenaventura. Y por
último, que el próximo alcalde elegido
en Buenaventura y de todo el Pacífico, sea elegido por la unión de voluntades,
no por compra de votos y de puestos, no por la manida estrategia del engaño a
la gente necesitada o presa de las mentiras politiqueras. Ese será un ejemplo
para las nuevas generaciones, por un Pacífico dispuesto a enfrentar a los
corruptos y sus poderosas maquinariasdesde una región que aporta riqueza cultural y económica.
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