domingo, 28 de mayo de 2017

Paros en el Pacífico Colombiano
Islario del sur, el blog de Alfredo Vaninromero

Que los paros y las tragedias mal llamadas naturales están de moda en Colombia, es apenas un cliché, una frase que oculta la realidad más honda. Lo que está de moda es la tiránica y permanente obsesión de la mayor parte de nuestros dirigentes políticos al saquear las arcas públicas para enriquecer sus  poderes personales y destruir las esperanzas de sus pueblos,la responsabilidad y la fe depositadas en ellos. Renombrados funcionarios, parlamentarios, alcaldes, y sus élites, han convertido en consuetudinaria la corrupción, convirtiendo el Estado en otra empresa privada que tanto defienden Uribe Vélez y sus áulicos. Contra esa corrupción, contra  la perversidad del capitalismo entendido solo como productor de riqueza para una cúpula privilegiada, y la discriminación social y étnica, es conta eso  que se han organizado los paros que de Chocó, de Buenaventura, a los que se suma en el todo el país el paro de la Federación de Docentes (Fecode);  porque de allí deriva la estructura desigual de un país que está en condiciones objetivas de brindale salud, educación, dignidad y oportunidades a todos sus habitantes y a todos sus territorios, mucho más ahora que el cese del conflicto es un hecho, pese a los fascistas que intentan volverlo trizas.   




Ha sido estimulante ver la entereza de los manifestantes en Buenaventura, en la calle, en larga caravana por la carretera, concentrada en el centro, en el bulevar,  o en la mesa de negociaciones. Hubo una larga fila que copaba la carreta, hacia La Delfina; hubo música y recordatorio a personajes; hubo un comité de gran raigambre popular al frente. Es cierto, hubo un día de vandalismo (el mal recordado 19 de mayo), pero también es cierto que el Esmad se sobrepasó. No controló a los vándalos, pero sí arrinconó a los marchantes pacíficos. Y uno se pregunta: ¿Cómo no fue posible cercar a los violentos de las casas de pique hace un tiempo?

Allí están todavía los paisanos porteños, decididos a no suspender el paro hasta tanto no se garantice que los puntos de reclamación no se acuerden y tengan una respuesta satisfactoria. Igual, con algunos altibajos, ocurrió en  Quibdó, la capital de Chocó, donde acaba de llegarse a un acuerdo. En Buenaventura se sigue negociando sobre siglos de explotación y de injusticia. Pero de aquí en adelante no se trata solo de pequeñas reparaciones. Se trata finalmente de recuperar el poder decisorio, de elegir de nuevo alcaldes y gobernadores dignos.

Por el lado del finalizado paro en el Chocó,  el Gobierno nacional accede a publicar el nuevo mapa del departamento  restituyendo a Belén de Bajirá, municipio usurpado por la poderosa colonización de Antioquia, defendida con los argumentos racistas que siempre han esgrimido los terratenientes y políticos antioqueños: que con Antioquia progresa Belén de Bajirá, que echarle plata al Chocó es como perfumar un bollo. La última perla la lanzó hace unos meses el senador Uribe Vélez en medio de sus estruendos contra el proceso de paz : que Colombia no es una tribu africana. Y los descendientes de africanos le están demostrando a Uribe y al país que la dignidad es mayor en ellos que en su estruendoso, veintejuliero y mentiroso Centro Democrático, donde se pelea por retomar el poder presidencial para hacer trizas las aspiraciones del país por una paz que todos reclamamos, menos los que se lucran con ella, con el narcotráfico y con las tierras usurpadas a los campesinos, como sanguijuelas pelechan siempre en los ríos revueltos de la sangre y la guerra. Así ahora el mismo expresidente con el que se fortaleció el asalto paramilitar diga que en este momento "hay más plata para las Farc que para Buenaventura". El cinismo es aterrador, pero tiene creyentes.

    
Las hermosas fotos de la gente como un río humano a lo largo de la gran vía de Buenaventura enorgullecen a un pueblo que, sino  que dejará la lección más importante: el plan de rapiña contra Buenaventura no podrá prosperar indefinidamente, desde sus inversionistas en los modernísimos puertos privados, desde la voracidad comercial de los nuevos colonizadores; no será en vano la muerte y el desplazamiento  de tantos hombres y mujeres en los barrios de Buenaventura, donde se construyen nuevos muelles para contenedores, tal como lo denunció el represenante Alexánder López, y lo han denunciado tantos líderes y estudiosos de Buenaventura. Y por último, que el próximo  alcalde elegido en Buenaventura y de todo el Pacífico, sea elegido por la unión de voluntades, no por compra de votos y de puestos, no por la manida estrategia del engaño a la gente necesitada o presa de las mentiras politiqueras. Ese será un ejemplo para las nuevas generaciones, por un Pacífico dispuesto a enfrentar a los corruptos y sus poderosas maquinariasdesde una región que aporta riqueza cultural y económica. 

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