sábado, 25 de junio de 2022

 Mientras navegaba por la internet, volví a encontrar el siguiente texto de un joven estudiante de la Universidad de Cartagena, que me alegra compartir en esta página.


ALFREDO VANÍN, LA UNIVERSALIDAD DEL PACÍFICO, EN #5AÑOSBIBLIOTECALITERATURAAFRO, CON @MINCULTURA

Por: colordecolombia

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Introducción a los poemarios Cimarrón en la lluvia y Jornadas del tahúr, tomo XIV de la Biblioteca de Literatura de Afrocolombiana.

Por Nahum Villamil Garcés, estudiante de lingüística y literatura de la Universidad de Cartagena. Especial para “5 años de la Biblioteca de Literatura Afrocolombiana”, un programa conjunto del Ministerio de Cultura y la Fundación Color de Colombia. Entrega 5 de 12.

Una de las máximas del gran escritor ruso León Tolstói, “Pinta tu aldea y serás universal”, engloba muy bien la obra del poeta colombiano Alfredo Vanín (1950).

La poesía del caucano no es anecdótica como los romances medievales; es ante todo una apología al vivir cotidiano y espontáneo de la costa pacífica. En Cimarrón en la lluvia y Jornadas del tahúr se aprecian el río, el mar, las aves, los peces, árboles, motivos y paisajes que configuran el entorno de su natal Guapi, o de lugares como Buenaventura o Cali, entre otros, en los que sus versos encuentran cimiento.

Esta inquietud regional no quiere de ninguna forma decir que está encerrado en unos límites infranqueables —como lo plantea Stuart Hall del sujeto de la ilustración—, en Vanín esta perspectiva local está enriquecida por un acervo cultural amplísimo. Cantan juntos el panteón griego, el cristianismo, la herencia prehispánica y de manera especial la cultura africana que ha echado raíces profundas en el Pacífico.


“Todavía el cardumen fresco en abril/ para el eterno amor de las agujas/ noche andariego en los bajeles destrozados como lot/ sin el rostro de la víctima (…)”, versa el poema Alarido de Cimarrón en la lluvia

Con sus versos “Siento el mar, luego existo” del poema Opus Pacífico, Vanín sintetiza ineludiblemente toda su obra; lo hace con la vastedad del mar. “Frente al mar agredido/ deslindamos el caos y el espanto” Son dos de los versos del poema Sobre-ola con los que a pesar de la inmensidad de ambos tópicos, le alcanza para cantarle al mar y al amor que es una de las vertientes del miedo.

Vanín se apropia y lucra de la rica tradición occidental, pero se desmarca de la misma, la siente insuficiente para abordar los valores de su entramado geográfico y cultural. Desdeña las estructuras líricas tradicionales y se inscribe en el verso libre con el que logra universalizar su terruño y el imaginario que este conlleva. Parte desde el Pacífico hacia todos los lugares del globo y se embarca desde los “muelles delirantes” de poemas como “Rituales”.

En Buenaventura, la que por antonomasia representa al Pacífico y en no pocas ocasiones al tercer mundo; el mar, ese progenitor infinito, es también en Jornadas del tahúr el sendero de entrada del contrabando, los ladrones, los íncubos, el juego, los tahúres, Orfeo y la música. Lo anterior, sumado al licor estructura un microcosmos en el que tienen cabida todo tipo de sujetos y sus respectivas relaciones sociales y humanas.

“No se podía demorar la fortuna/ y un día amanecimos de balcón en andén/ aferrados a la nueva utopía/ de la ciudad de brujos”. Reza en el poema “Tercios”. Esa utopía perdura hasta que el vino se acaba, pero las jornadas de los tahúres están inscritas en un ciclo divino que excede las capacidades de la noche, renace siempre y sigue girando como el uróboros. “Y en aquellos burdeles macilentos/ por culpa de la noche invadida/ hasta la gloria resucita” expresa en el poema “Razones”.

El poema Fascinación de puente canta “dejamos atrás la calle incierta/ las ruletas vencidas por la mano de dios”; es en esas jornadas donde los jugadores, las prostitutas y los músicos conocen las grandes pasiones y devociones, donde los dioses toman partido y a despecho de Einstein, parecen arrojar los dados en una mesa diferente, de otra clase de tahúr.

Con la lucidez de saberse inmerso en un movimiento inmanente a su condición de sujeto afrocolombiano y en general afroamericano, en el poema “Crónica” del poemario Cimarrón en la lluvia, Vanín evoca las peripecias del pueblo africano que arribó esclavizado a la naciente América.

Lo hace a través de ese arquetípico mar de sangre que ha perseguido de diversas formas y en todos los frentes posibles al sujeto afroamericano. “La sangre es el océano de fuego/ que hunde las memorias/ en plena tregua/ al borde de la pesadilla/ la huella se ensangrienta”.

La obra poética de Vanín es la recreación estética y literaria de esos afanes culturales e identitarios que también lo han llevado a hacer trabajos etnográficos y sociales. Es la búsqueda del derrotero que lleva a los orígenes de la identidad pero enmarcados en un nuevo territorio de experiencias e imágenes. “Emboscaron el agua en sus orígenes/ al renacer la madrugada/ y hasta los leves laberintos/ nuestros tambores favoritos/ fueron presa de las indagatorias/ en busca de las claves desnudas/ de los alzamientos”. Tomado del poema “El asedio” de Cimarrón en la lluvia.

En sus versos se escuchan muchos de los elementos que componen el imaginario colectivo del pacífico, el mismo que él ha recorrido desde el Perú hasta Panamá. Dichos elementos son los mitos y leyendas, ritos, sistemas de interacción social y un amplio etcétera, componentes todos de esa idiosincrasia donde confluyen el río, la ciudad el mar y la selva; a la que Vanín le da una voz y fuerza poética inusitada hasta su aparición en el campo literario y cultural.

En suma, la poesía de Vanín es una de las voces mayores de la literatura afro y en especial del Pacífico. Su logro está en llevar a buena orilla esa universalización del entramado local. El Pacífico de Vanín puede ser la costa de Camerún o de las Antillas; se intersecta en ese gran universo simbólico y aporta en la construcción de un sentido global del mundo, del afro descendiente y del hombre mismo.

No calla como lo plantea en su poema Alguna Madrugada: “Y son tan escasos los milagros/ que hasta duele callar”, no obstante en él no escasean, todo lo contrario, él hace de cada verso un milagro que es al final la mejor forma de su universo.

El tomo XIV de la Biblioteca de Literatura AfrocolombianaObra poética:Cimarrones en la lluvia. Jornadas del tahúr de Alfredo Vanín (1950-) se puede descargar aquí.

Nahum Villamil Garcés

Nahum Villamil Garcés

 

Nahum Villamil Garcés es miembro del taller de escritura creativa de Cartagena – Red Relata, Ministerio de Cultura.

http://blogs.elespectador.com/actualidad/republica-de-colores/alfredo-vanin-la-universalidad-del-pacifico-en-5anosbibliotecaliteraturaafro-con-mincultura  0ct 21 2015

lunes, 20 de junio de 2022

LA DEMOCRACIA COJEA PERO LLEGA Me siento a escribir después de haber votado por el nuevo presidente de Colombia: el mejor candidato, el político y pensador, economista y humanista más importante de los últimos tiempos en Colombia. Su paso por la Alcaldía de Bogotá nos demostró quién era: un estadista de sobrada estatura y humanidad que dejó un rastro que quisieron borrar los uribistas, sin lograrlo. La justicia internacional le dio la razón al mandatario que planteó la democratización de los servicios públicos, la educación para jóvenes de los barrios pobres, el pan diario para la gente pobre. Ése fue su delito, a la luz de la derecha retrógrada que no entiende que el mundo ha cambiado, mientras Colombia se mantiene en las cavernas. En Estados Unidos se alternan los gobernantes de los dos partidos, para bien o para mal, Chile sale de una dictadura a una democracia, al igual que Argentina,… Pero mi país parece haber sellado un pacto desde los primeros y únicos estertores liberales de la mitad del siglo XIX para ser gobernado por los ángeles conservadores -o por conservadores disfrazados de liberales- en una maniobra descarada para sujetarse al poder, con quienes mis antepasados conservadores se estremecerían de miedo y los liberales clamarían por el alma de José Hilario López y Jorge Eliécer Gaitán, si estuvieran vivos en esta hora demasiado importante para la historia colombiana, cuando estamos a punto de un paso histórico que nos agradecerán nuestros descendientes, a quienes debemos legarles por lo menos un país donde no exista el monopolio del poder, de la riquezas, de la justicia y –en fin- de la vida, como lo hemos vivido a lo largo de tantas décadas. La democracia cojea , pero llega. Y en el momento en el que más se ha agudizado la desigualdad y la mentira de un Estado que solo elogia sus supuestos triunfos económicos, para ocultar los desmanes judiciales y los robos al erario público, que los ha enriquecido, al igual que las expropiaciones de tierras a los campesinos, para la caña de azúcar, la ganadería, la cría de caballos o la acumulación feudal de las teirras más productivas de un país hambriento. Y se ven obligados a apoyar un candidato inesperado: un populista –este sí- que solo supo pronunciar algunas palabras contra la corrupción –contrariándose él mismo- sobre quien pesan cargos estrepitosos de corrupción-. Paradojas de un país donde mentir de manera manifiesta es el pasaporte a la credibilidad y al poder. II Mientras declaraba abiertas las elecciones presidenciales del 2022, hoy 19 de junio, el presidente Duque elogiaba a las Fuerzas Armadas por la muerte de miembros de grupos armados ilegales. Pero no reconoce por ejemplo, como Europa Prensa, que “en lo que va de año han sido asesinados 88 líderes sociales y 21 exguerrilleros acogidos al Acuerdo de Paz en un total de 47 masacres documentadas”. O los crímenes y desplazamientos forzados de indígenas y afros en el Pacífico colombiano, como si esas regiones y esos grupos humanos no importaran. Una reflexión para hoy (Carta de una joven lectora, desde Popayán) Cuando era niña secuestraron a mi padrino, pasó tantos meses secuestrando que la bandera de Colombia que mi mamá había puesto en el techo de la casa desde el día que se lo llevaron se destiñó. Una noche yo pedí que se me cumpliera el milagro de que a mi padrino lo liberaran porque ya no aguantaba más tantos días y su ausencia. Una noche le supliqué a dios con todas mis fuerzas que creara un milagro y liberaran a mi padrino. No se qué pasó, pero al otro día lo liberaron. Hoy quiero pensar que soy esa niña pidiendo de nuevo un milagro, que a pesar de toda la oscuridad corrupta que maneja el poder en este país, si millones de colombianos ganan honestamente en las urnas votando por petro y francia, se cumpla. Pido el milagro por el secuestro de mi padrino, por el asesinato de mi tío, porque no quiero más que sigamos condenando a nuestros hijos e hijas a vivir en la guerra y a normalizarla. Pido a Dios un milagro que proteja nuestra naturaleza, nuestras montañas y nuestros ríos. Pido un milagro que nos dé como comunidad más abundancia y empatía hacia el otre. Pido que no asesinen más a la gente de luz de mi país, pido alimento, pido justicia. Y regalo esta canción, todo lo que se pide en esta canción lo pido yo también. Pido un milagro para la vida, para la guerra nada. (Ana María Gómez) Un poema para hoy La balada de los hombres hambrientos Los hombres hambrientos tienen oro casas con retretes de mármol y vestidos suntuosos Pero no pueden matar el hambre y la sed del tigre de sus ojos Los hombres hambrientos son en alguna forma hermosos Por una magia mortal y execrable sus oídos se han vuelto sordos Pero los hombres hambrientos simulan oír y pagan bien a los cantores Pregonan una extraña desesperación han perdido el recuerdo de los humanos olores caminan para buscar un aroma imbuscable el de los tallos de las flores muertas y de los pétalos podridos el olor que al mismo tiempo es el olor de la muerte y el olor del nacer Se cubre de moho el corazón de estos hombres hambrientos Se entrecruzan a la deriva No se ven Son muchos en movimiento Sus mujeres lavadas en agua de caros perfumes sintéticos adustas acechan también aquel olor que alcanza los huesos Si levantan las cabezas hacia cosas más altas no distinguen otra cosa que el viento Remeros esclavos en un gran bajel de oro van los hombres y mujeres hambrientos… (Mario Rivero – Colombia, 1935-2009) Un saludo para hoy: a mi gran compañera, Vilma, que hoy cumple años… Cali, junio 19 de 2022 (Foto A. Vanín 2007)